martes, 1 de febrero de 2011

VIENTOS DE LIBERTAD SOPLAN EN ÁFRICA

Tras la segunda guerra mundial, un fantasma, el del comunismo recorrió Europa. En este siglo XXI el fantasma de la libertad ha prendido en el Norte de África.

Países gobernados por dictaduras más o menos encubiertas y claramente aplaudidas desde nuestro rico occidente ven amenazados los sistemas que perpetuaron durante décadas.

La pobreza, el hambre, el desempleo y el descontento de la población sometida a sistemas tiránicos están en las raíces profundas de la revuelta.

La chispa se prendió en Túnez, tras la inmolación de Mohamed Bouazizi, joven universitario en paro, que subsistía de la venta ambulante, y al que la policía maltrató y posteriormente se le prohibió ganarse el sustento. El incendio sacudió Túnez, hizo caer un presidente y se contagió a países vecinos como Egipto, Argelia y Yemen, alcanzando incluso, aunque de forma más tímida a Turquía.

La contestación ha sido brutal, en unos países más que en otros, y se ha saldado con represión policial, muertos, detenciones y férrea censura a los medios de comunicación informática y telefonía.

Por supuesto no ha faltado tiempo para algunos sectores mediáticos y políticos vean tras de todo ello el fantasma del islamismo, así como otros (los dirigentes políticos de los países afectados), vislumbren una conspiración de Occidente y hasta de la misma CIA.

Pero viendo los sucesos de forma objetiva, observamos que este movimiento no es antinorteamericano ni fundamentalista, y una prueba de ello, es que por ejemplo en Turquía, los manifestantes marcharon contra un gobierno islamista y conservador.

Las reivindicaciones son objetivas: libertad, capacidad de elegir y mejores condiciones económicas en un ambiente verdaderamente democrático.

Hoy en día todo está abierto, y aunque el espíritu de la protesta es laico y democrático, hay muchos intereses conciliados para abortar dicho espíritu.

Por un lado están los intereses estratégicos en la zona, donde Egipto es un aliado crucial de Israel, y un giro político pueden amenazar los intereses de este último.

Por otro lado nos encontramos con el oportunismo de los radicales islámicos. En Egipto, donde el movimiento de los Hermanos Musulmanes, que Mubarak mantuvo prohibido, ha sido cómplice del poder que condenó a la mitad de la población a la pobreza. Esta organización dijo en un primer momento que apoyaría la policía contra las manifestaciones, para sumarse inmediatamente después a las protestas, cuando estás se convirtieron en algo imparable. La explicación la encontramos en que esta rebelión, que como he dicho tiene un origen laico y democrático, sería un peligro para el fanatismo islámico, que intenta así sumarse a ella con dudosos fines futuros.

No sé que les deparara el futuro a ellos, ni sé cual será el nuestro, pero en el aquí y el ahora, estas revueltas están en armonía con esos ideales que nos inspiran: Libertad, Igualdad, y Fraternidad.